miércoles, 3 de noviembre de 2010

La evolución de la televisión en la sociedad




Hoy cuando nos referimos al reportaje o al documental, estamos hablando de modos de tratamiento de la realidad, de narraciones audiovisuales que tienen como objeto dar cuenta de algo, pero que lo hacen con actitudes e intereses diferentes. Hoy, mientras el reportaje televisivo se encarga de contar e investigar hechos noticiosos. El documental, se interesa más por explicar la realidad de los hombres y de los lugares. A diferencia del reportaje, la mirada del documentalista no está supeditada a la actualidad ni a los criterios de la noticia. El documental ofrece una interpretación creativa de la realidad. No es necesaria la imparcialidad y es permitida la intervención del autor, que recurre en la mayoría de los casos a interpretaciones propias sobre los hechos y los sujetos.
Carlos Cáceres, sociólogo; está de acuerdo con la idea de que la diferencia entre el trabajo periodístico que se hace en el cine y televisión no es periodismo audiovisual, sino prensa leída e ilustrada con imágenes. Sin embargo, no critica este hecho, pues considera que actualmente la televisión y el cine son medios que satisfacen necesidades totalmente distintas.
Efectivamente, esta fusión del lenguaje escrito y el audiovisual, funciona bien para el periodismo del día a día, que sólo pretende informar. Lo que sucede es que cuando hablamos del cine documental, nos referimos a otra clase de periodismo audiovisual. Una en la que se hace verdadero uso del lenguaje que se inventó con el cine, donde no hay necesidad de una voz en of que explica lo que se está viendo. Una en la que la imagen, habla por sí misma. Nada de esto se ha podido desarrollar en la televisión por su naturaleza de consumo rápido y de producción casi instantánea.
El periodismo que una vez se empezó a gestar en el cine se ha visto, sobre todo en los últimos años, alterado en su contenido. Parece que los avances tecnológicos que permiten hacer todo cada vez más rápido, vienen acompañados de un retroceso en la calidad reflexiva de las noticias y en la puesta en escena de sus imágenes. La televisión cada vez se aleja más de ese ideal para el que pudo ser usado el nuevo lenguaje de la imagen periodística en movimiento.
El cine documental da un valor agregado a la noticia al contar con mayores periodos de investigación y reflexión. Esto y su representación casi perfecta de la realidad, le permiten acercarse a su objeto de estudio, como ningún otro medio puede hacerlo, lo cual lo convierte en la mejor herramienta para comprender las realidades del ser humano. Uno de los principales objetivos del periodismo.
La premura con la que se hace periodismo en la televisión muchas veces hace que el reportero vaya detrás de la noticia evidente. No es que este sea incapaz de encontrar nuevos ángulos o que no tenga la capacidad de investigar debidamente tal o cual tema, sino que el tiempo lo obliga a hacer las cosas demasiado rápido y la mayoría de las veces, en vez de arriesgarse va tras lo obvio. El cine permite arriesgarse a hacer lo contrario, como hizo Herzog al llevar su cámara en contra de las de los reporteros que cubrían la evacuación de la isla de Guadalupe.
La prisa de los reporteros televisivos por tener la noticia antes que los otros, les hace olvidar que muchas veces es más fácil e interesante encontrar la noticia que los demás no ven. La prisa también hace que no tomen en cuenta que la cámara con la que persiguen las noticias les da la oportunidad de abordarla de una forma distinta y que no sólo deben limitarse a hacer tomas de apoyo que ilustren lo que después van a escribir. La mayoría de las veces, el periodista televisivo se olvida, sobre todo, de la existencia del lenguaje audiovisual, con el que puede hacer que las imágenes hablen.
Otro factor importante que diferencia el trabajo periodístico del cine y el de la televisión es la independencia. El reportaje televisivo, a diferencia del documental cinematográfico está, por las propias características del medio, delimitado por ciertos parámetros, tanto internos como externos. Por un lado está el público y por otro el canal para el que se trabaja. Ambos establecen ciertos límites que, de una u otra manera, conducen el trabajo del reportero televisivo. Los intereses económicos y políticos de un canal pueden obligar a los reporteros a sesgar su investigación hacia algún punto de vista que no necesariamente es el suyo. Desde esta perspectiva, el cine sería el único medio que ofrece la oportunidad de ser totalmente independiente y fiel a la postura de cada uno, ya que un documentalista no tiene que responder a nadie más que a sí mismo.
Sea como fuere, hasta ahora, el documental cinematográfico y el reportaje televisivo son dos modos de tratamiento de la realidad que aunque tienen como objetivo dar cuenta de algo, lo hacen con actitudes e intereses diferentes. El reportaje televisivo se encarga de contar e investigar hechos noticiosos, tal y como lo hacían los noticieros cinematográficos anteriormente. El documental, en cambio, se interesa más por explicar la realidad e incluso por descubrir "el alma" de las personas.
El documental se permite ir más allá y habla sobre temas que, al parecer, al reportaje televisivo le resulta imposible, siquiera pensar en abordar.
Desde la invención de la televisión, el periodismo audiovisual se ha alejado del cine. Por muchos años, la responsabilidad del documental ha sido asumida por los cineastas, quienes lo han hecho evolucionar, tal vez sin proponérselo, y han creado una forma muy atractiva de hacer periodismo a través de la imagen en movimiento. Tal vez es hora de que los periodistas regresen la mirada a ese olvidado arte del periodismo cinematográfico que además de poder aportar mucho a la manera en que se está haciendo televisión, ofrece otra ventana de expresión para el periodismo que valdría la pena evaluar. Al fin y al cabo, ¿Si los cineastas hacen uso del periodismo para hacer documental, por qué los periodistas no pueden hacer uso del cine para sus propios fines?